Desde el estamento arbitral del fútbol, queremos mostrar nuestra preocupación por el incremento de violencia verbal y física que están sufriendo nuestros colegiados, acentuado muy especialmente en los últimos meses.
Es difícil ejercer nuestra labor en un escenario con insultos, presiones, amenazas, y agresiones. Todo ello por, presuntamente, cometer errores arbitrales en el “fútbol aficionado” y, lo que es más grave, en el “fútbol base”, categorías que a todas luces deberían considerarse de ocio y formativas.
Desde los clubes e instituciones se defienden los valores que a través de la formación se inculcan dentro del fútbol, pero, sin embargo, podemos ver vejaciones, amenazas y agresiones a personas que están formándose, cuyo único “delito” es ejercer su pasión como árbitros, en muchos casos menores de edad, que intentan realizar su labor de la mejor forma posible.
Obviamente, somos conscientes de que cometemos errores y lamentamos cuando se producen, pero tenemos derecho a equivocarnos. Los árbitros se esfuerzan en mejorar, están obligados a superar pruebas físicas y técnicas y demostrar periódicamente sus conocimientos, dedicando mucho tiempo a prepararse para dar lo mejor de sí mismos cada fin de semana. No debemos obviar que los árbitros se juegan los mismos objetivos que los clubes, la posibilidad de ascender o descender deportivamente al finalizar la temporada. Resulta sorprendente la facilidad con la que se descalifica o, lo que es peor, se pone en duda la honestidad de todo el colectivo arbitral.
Lamentablemente, las situaciones de violencia se repiten, llegando incluso a normalizarse conductas agresivas inexcusables. Nos referimos a la manera en que se justifican faltas gravísimas de conducta que atentan contra la deportividad y los valores del deporte.
Consideramos que es momento de reflexionar, de que todos los que formamos parte del fútbol -deportistas, técnicos, clubes, directivos, aficionados, medios de comunicación y árbitros- nos planteemos unir fuerzas para acabar con esta lacra y nos tomemos muy en serio lo que está pasando, y así mismo, pedimos la máxima implicación de las instituciones oficiales y de nuestra clase política sin distinción de partidos, ya que todo esto afecta a un bien tan preciado como es nuestro deporte, por lo que pensamos que ha llegado el momento de evitar, entre todos, un incidente con final irreversible.